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La Iglesia Católica se encuentra en una fase de "sede vacante" tras el fallecimiento del Papa Francisco, lo que significa que no hay un Papa en el trono. Sin embargo, los procedimientos para los próximos días ya están claramente establecidos. Este periodo de transición se divide en tres fases: los días previos al funeral, un tiempo de luto y preparación de los cardenales para el cónclave, y finalmente, la elección de un nuevo Papa.

Inmediatamente después de su fallecimiento, comienza el Novendiale, un periodo de nueve días de misas diarias en la Basílica de San Pedro en honor al Papa. Este tiempo tiene un profundo simbolismo religioso, y se observa a través de pequeños gestos, como el cambio del emblema del Vaticano por uno especial de "Sedes Vacans", que representa las llaves cruzadas de San Pedro bajo un paraguas abierto. Este símbolo aparece también en la cabecera del L'Osservatore Romano hasta que se elija un nuevo Papa.

El Papa Francisco será enterrado seis días después de su muerte, tal como ocurrió con sus predecesores, como Juan Pablo II en 2005. Sin embargo, Francisco será el primer Papa en casi 150 años en no ser enterrado en la Basílica de San Pedro. Según su testamento, será sepultado en la iglesia de Santa María la Mayor en Roma, un lugar cercano a su corazón.

Antes del funeral, los cardenales se reúnen en las "congregaciones generales", donde los cardenales con derecho a voto (actualmente 135) y los 252 cardenales del mundo intercambian opiniones sobre el futuro de la Iglesia. Estas reuniones, también conocidas como el "pre-cónclave", son fundamentales para preparar el terreno antes de la elección. Muchos de los cardenales no se conocen personalmente, por lo que estos encuentros sirven para evaluar posturas eclesiales y formar bloques que influirán en la elección.

De 15 a 20 días después de la muerte del Papa, los cardenales se reunirán en el cónclave, donde vivirán en aislamiento en la Casa Santa Marta del Vaticano, sin acceso a móviles ni medios de comunicación. Durante este tiempo, se celebrará una misa en San Pedro por la "elección del Obispo de Roma", antes de que los cardenales se trasladen a la Capilla Sixtina para proceder a la votación.

El procedimiento del cónclave está regulado por una constitución apostólica de 1996, que detalla minuciosamente cada paso del proceso. En los cónclaves de los últimos tiempos, como el de 2013, la elección papal se resolvió en menos de 30 horas. Sin embargo, algunos analistas prevén que este cónclave podría durar más, debido al número de cardenales y la creciente complejidad de las deliberaciones.

Cuando no se alcanza un consenso, las papeletas se queman con paja húmeda y aceite, produciendo humo negro que indica que aún no hay un nuevo Papa. Si un candidato es elegido, se añade lino a las papeletas, lo que genera el característico humo blanco que anuncia la elección del nuevo Pontífice.

Fuente: DW

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