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Mosaico

En el fascinante mundo de la ciencia, no hay límites cuando se trata de desentrañar los mayores enigmas del cosmos. En este contexto, un grupo de científicos japoneses ha dado un paso impresionante al diseñar una infraestructura única, que no solo ha revelado secretos del universo, sino que también les ha valido un Premio Nobel.

La "cámara dorada" de Japón, un proyecto pionero en la investigación de partículas subatómicas, se encuentra bajo una montaña en la mina de Kamioka, ubicada en la prefectura de Gifu. Conocida oficialmente como Super-Kamiokande, esta enorme estructura fue inaugurada en 1996 y ha sido el centro de una de las investigaciones más revolucionarias de la física moderna. Su nombre hace referencia al color dorado de los sensores que rodean esta gigantesca cavidad, que tiene 42 metros de altura y 39 metros de diámetro.

En su interior, 50 toneladas de agua pura actúan como un medio para detectar los neutrinos, partículas subatómicas que son casi imposibles de percibir, ya que atraviesan la materia sin interactuar con ella. Estos neutrinos, conocidos como “partículas invisibles”, viajan incluso a través de nuestro cuerpo sin que los detectemos.

Con alrededor de 13.000 sensores distribuidos a lo largo de la cámara, la Super-Kamiokande ha sido capaz de capturar los diminutos destellos de luz generados por estas partículas. El objetivo original del proyecto era desentrañar los misterios de los neutrinos, y aunque aún quedan muchas incógnitas por resolver, el equipo detrás de la cámara logró un descubrimiento crucial: los neutrinos tienen masa, un hallazgo que le permitió al director del proyecto, Takaaki Kajita, junto a Arthur B. McDonald, ganar el Premio Nobel de Física en 2015.

Hoy en día, la “cámara dorada” no solo sigue explorando las partículas subatómicas, sino que también se ha convertido en un centro de observación de fenómenos cósmicos, como las explosiones de supernovas y otros eventos misteriosos del universo. Con cada nuevo avance, la Super-Kamiokande continúa revelando los secretos que nos conectan con los confines del cosmos.

Fuente: As

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